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03 septiembre, 2015

La capacidad legislativa para asegurar la transparencia del proceso presupuestario



Carlos Vega
Jefe de Unidad de Análisis
Reflexión Democrática

Hace unos días el Poder Ejecutivo envió al Congreso de la República el proyecto de ley de presupuesto del sector público correspondiente al año fiscal 2016.  Según la Constitución, el Ejecutivo debe presentar este documento antes del 30 de agosto, fecha a partir de la cual  el Parlamento – a través de la Comisión de Presupuesto y  del Pleno-  se encarga de analizar, evaluar, discutir, debatir y aprobar dicha norma, teniendo como plazo máximo el 30 de noviembre.

Esta secuencia presupuestaria se repite todos los años, y si bien hay un intenso trabajo por parte de las distintas instancias del Congreso por conocer el manejo de los recursos públicos, así como por buscar reasignaciones de los mismos - de acuerdo a una variable escala de prioridades-, al final del proceso  queda la sensación de que el aporte que se hace desde el Legislativo es bastante limitado y de una u otra manera la propuesta del Ejecutivo termina por imponerse. Ello no estaría mal en la medida que esté correctamente sustentado,  pero se pierde una magnífica oportunidad para que la ciudadanía conozca de manera clara y técnica las prioridades sobre las cuales el Gobierno ha decidido utilizar los fondos públicos.

Hay que tener en cuenta que este debate presupuestal tendrá la particularidad de que su ejecución se realizará en un año de elección presidencial y de renovación del Congreso, y por tanto resulta fundamental reducir el riesgo de uso de fondos públicos en este proceso, pero al mismo tiempo, debe evitarse que desde el Estado se paralice la inversión pública.

El informe preparado por la OECD[1] y el BID[2] “Panorama de las administraciones públicas América Latina y El Caribe 2014: Innovación en la gestión financiera pública” analiza el desempeño relativo de los gobiernos de la región, y en la medida de lo posible los compara con el de los países  de la OECD, a través de 31 indicadores que cubren aspectos clave de la gestión y la gobernanza financiera pública, como las finanzas públicas y la economía, el empleo público y los salarios, las prácticas y procedimientos presupuestarios y la contratación pública.

Uno de estos puntos de evaluación comprende la capacidad legislativa de cada uno de los países para asegurar la transparencia en el proceso presupuestario  ¿Por qué este elemento es importante? El  documento señala que la presentación del presupuesto y de la documentación relacionada al Congreso constituye la primera oportunidad de escrutinio público de las prioridades de un gobierno, que lo convierte en un componente esencial para la transparencia y la rendición de cuentas de las finanzas públicas. 

Así, en lugar de solo dar un visto bueno, el Congreso requiere información fiable y no sesgada, además de unidades de investigación presupuestarias especializadas dentro del Congreso de la República, u oficinas presupuestarias del Congreso independientes. En el caso de los países de la OECD  se ha vuelto habitual la creación de consejos fiscales, como una forma de institución fiscal independiente.

De 17 países de América que comprende el estudio, 14 ponen a disposición del Congreso medios de apoyo en relación con los asuntos presupuestarios. Como se aprecia en el cuadro adjunto, Perú, Barbados y Haití son los tres únicos países que no cuentan con una oficina de apoyo de este tipo. Por el contrario México, Costa Rica y República Dominicana son, de los países analizados, los únicos que cuentan con oficinas presupuestarias en el Congreso, cuyo principal objetivo es analizar las leyes presupuestarias u otras propuestas legislativas en relación con las políticas fiscales. Los demás países tienen alguna unidad de mayor o menor relevancia.

En algunas oportunidades se ha propuesto la implementación de estas oficinas especializadas en el Congreso peruano, pero lamentablemente no han tenido el respaldo necesario de las distintas mesas directivas ni de otras instancias, lo cual restringe la posibilidad de alcanzar un grado de transparencia a lo largo del proceso presupuestario, así como de la capacidad legislativa que asegure la supervisión del proceso por parte del Congreso.

Una adecuada oficina dentro del Congreso, que produzca información independiente, podría servir para rebajar la discusión política que se produce en reiteradas ocasiones y por el contrario priorizar el análisis técnico que este tema requiere.


[1] OECD, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
[2] BID, Banco Interamericano de Desarrollo

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